Una historia sobre la resistencia a la insulina

Hoy contaremos la historia de una gran habilidad fisiológica que poseemos todos, hasta hace pocas décadas clave en nuestra supervivencia, pero hoy señalada como una de las causas de la mayoría de las enfermedades crónicas modernas, desde diabetes hasta alzhéimer.

“El funcionamiento de este mecanismo era perfecto, preciso y rápido”

Era el elegido para mantener el equilibrio energético, similar a Anakin en Star Wars, y al igual que en esta saga de películas, el elegido parece que fue corrompido, torciéndose su destino y rompiendo el equilibrio que debía mantener.  ¿Cuál es este mecanismo tan importante del que os hablo? En efecto amigos me refiero a la resistencia a la insulina.

¿Qué entendemos por resistencia a la insulina?

Cuando hablamos de resistencia a la insulina no hablamos de un grupo armado de un país exótico que busque un objetivo reivindicativo, para nada, en tu cuerpo la resistencia a “algo” viene a definir que presenciamos un menor efecto de este “algo” sobre una célula o tejido. En el caso de la insulina, esta hormona ejerce una gran cantidad de funciones en nuestro organismo.

“La insulina es clave en la distribución de energía desde el torrente sanguíneo hasta nuestras células, en el almacenamiento de energía, en la regulación del apetito (1, 2) y en el mantenimiento de nuestros músculos”

Cuando una célula o tejido sufre de resistencia a la insulina, los efectos de la insulina sobre esta célula se ven muy debilitados.

Dependiendo de donde se dé esta resistencia sus consecuencias a largo plazo serán diferentes. Por ejemplo, cuando ocurre en el músculo hay un mayor riesgo de sarcopenia (pérdida de masa muscular) (3). En el caso del cerebro, disminuye el efecto inhibidor del apetito propio de la insulina. En el tejido adiposo no inhibe los procesos de lipólisis, aumentando los niveles de ácidos grasos libres en plasma (con sus terribles consecuencias) (4), y en el tejido vascular disminuye la creación de óxido nítrico, tu amigo contra la hipertensión (5). Simplemente he mencionado unos pocos ejemplos, cuando todas los efectos que produce la insulina se ven “apagados”, durante meses o años, empiezan a emerger la gran cantidad de las enfermedades que llevan su sello. Enfermedades como diabetes, síndrome metabólico, alzhéimer, hígado graso, enfermedad cardiaca, etc. y la lista sigue (6,7,8).

Perfecto, supongo que ahora odiaréis, temeréis o repudiaréis este mecanismo, parece claro que es el malo de la película ¿No? ¿Enserio? Es normal que penséis de ese modo, pero que os parece si antes de incluirlo en la lista de los más odiados vemos su historia al completo.

Resistencia a la insulina, el origen

Antes de nada, es fundamental entender el marco en el que nació este mecanismo, para ello, debemos hablar sobre la competencia energética que hay entre los diferentes sistemas en nuestro cuerpo. Entre todos los sistemas hay dos que tienen especial importancia, el sistema inmune y el sistema nervioso central.

“Estos dos sistemas compiten por mantener su propio flujo energético, hay autores que les llaman el sistema inmune “egoísta” y el cerebro “egoísta”, cada uno de ellos tiene la capacidad de inhibir parcialmente el funcionamiento de los otros sistemas”

En situaciones de estrés agudo, tu cerebro es capaz de apagar parcialmente otros sistemas, como es el caso del sistema inmune. En el caso de una enfermedad, ocurre lo contrario, el sistema inmune tiene la capacidad de inhibir al sistema nervioso central.

¿Qué factor limita que se activen todos los sistemas a la vez?

Es posible que todo fuera más fácil si esta competencia entre sistemas no existiese, por desgracia no es posible. El principal limitante es la disponibilidad energética, recordad que  hemos evolucionado en un entorno con poca disponibilidad de comida, por algo nos llamaban los hijos del hambre. La escasa cantidad de energía que obteníamos debía ser suficiente para que todos los sistemas de nuestro cuerpo funcionasen correctamente, en cualquier situación. Es aquí donde introduciremos el concepto de cantidad de energía controlable, que abreviaremos como CAEN (controllable amount of energy).

“La CAEN es la diferencia entre la cantidad mínima que necesita tu organismo para mantener sus funciones (lo que gastamos mientras dormimos) y toda la energía que entra en nuestro cuerpo (la cantidad de energía que absorbemos)”

El sistema nervioso central y el sistema inmune son los dos principales reguladores de CAEN. Dependiendo del contexto un sistema podrá reclamar más energía o menos, la probabilidad de supervivencia será lo que determine esta escala de prioridad entre sistemas. Aunque a veces se nos olvide, e impulsemos nuestro cuerpo a lo contrario, el principal objetivo de nuestro cuerpo es que sobrevivamos, cueste lo que cueste. Bueno y que pinta la resistencia a la insulina en todo esto. Pues todo, es el mediador en este proceso.

“La resistencia a la insulina es el mecanismo que permite que el CAEN esté disponible en mayor medida para un sistema a costa de los demás”

Cuando un sistema necesite de mucha energía (por ejemplo, una enfermedad aguda), este sistema tendrá una mayor sensibilidad a la insulina y otros sistemas menos importantes en ese momento sufrirán de resistencia a la insulina transitoria, aumentando el flujo de energía a ese sistema que tanto la necesita (9,10).

¿Cómo puede un programa especializado en distribuir energía en contextos de hambrunas activarse en situaciones de abundancia energética?

Las paradojas en la fisiología no existen, su observación simplemente nos indica que nuestro entendimiento no es completo. Por un lado, podemos pensar que el organismo tiene cierto límite de almacenamiento de energía y que, en entornos de exceso de energía continuada este modelo tan sutil y perfecto para situaciones de limitación energética se altera. Por otro lado podemos pensar lo contrario, que este mecanismo sigue funcionando correctamente y que la resistencia a la insulina crónica típica de enfermedades como la diabetes, es el mal menor.

“Aunque no lo sabemos con seguridad, la resistencia a la insulina podría seguir priorizando la supervivencia a corto plazo del ser humano en un entorno diferente al que evolucionó”

 

Me explico, en el caso de la obesidad hay una expansión de la grasa corporal, esta expansión del tejido graso se relaciona con una hipoxia (falta de oxígeno) local, aumentando el riesgo de muerte de nuestros adipocitos (11). La resistencia a la insulina en este tejido permite que estos depósitos disminuyan (no se inhibe la lipólisis) (12) reduciendo el riesgo de muerte celular (seguramente la opción correcta a corto plazo). El problema es el efecto que tiene este efecto a medio plazo, lipotoxicidad e inflamación crónica general. La inflamación crónica de bajo grado produce una respuesta inmune que se cronifica, produciendo una resistencia a la insulina periférica y sobre el SNC en muchos casos (13).

«La resistencia a la insulina priorizaría el flujo energético hacia el sistema inmune para hacer frente a esa inflamación resistente»

El músculo podría ser otro ejemplo, continuando con el caso anterior, hay una incapacidad de quemar grasa eficazmente por nuestras células musculares. La principal razón, es un menor transporte de los ácidos grasos a tu mitocondria, el lugar donde se lleva a cabo la beta-oxidación de los mismos (14). Como consecuencia de esta falta de transporte y oxidación los ácidos grasos, los diferentes intermediarios de su metabolismo se acumulan en la célula muscular (15, 16). Su acumulación produce un aumento de especies reactivas de oxígeno, un aumento del riesgo de muerte celular y un menor transporte de glucosa al interior celular. Tu músculo no es capaz de gestionar la energía dentro de sus células y la resistencia a la insulina permite reducir ese caudal de energía que fluye hacia ellas constantemente. Una vez más, busca la supervivencia a corto plazo.

«La resistencia a la insulina podría ser u mecanismo de protección celular a corto plazo»

Conclusión

Aunque hay una gran cantidad de secretos por descubrir detrás de la resistencia a la insulina, a día de hoy tenemos interesantes teorías sobre su posible origen y su papel en las grandes enfermedades del presente. Este incomprendido héroe del pasado vive días convulsos en la actualidad, presente en casi todas las escenas del crimen y señalado como gran culpable de los mismos. Falta determinar si el entorno ha corrompido a este personaje o si sigue siendo el héroe que conocimos en su origen.